¿Te ha pasado que ves puntitos amarillos o plateados en las hojas te tus cultivos y no sabes que son? Se trata del Tetranychus urticae o la plaga araña roja en plantas o ácaro de dos manchas.
Este artropodo es un ácaro fitófago de tamaño microscópico que ataca una enorme variedad de cultivos y plantas ornamentales; su capacidad de multiplicarse rápidamente bajo calor y sequedad lo convierte en una plaga clave en invernaderos y campos abiertos.
Si trabajas con hortalizas, frutales, plantas ornamentales o huertos caseros, entender su biología te ayudará a detectarlo temprano y evitar daños severos en fotosíntesis, rendimiento y calidad del follaje.
Este artículo va a ser práctico: vas a encontrar desde la clasificación científica (por si necesitas reportes o fichas técnicas), una explicación clara de qué es y de dónde viene su nombre, hasta detalles morfológicos que te permitirán identificarlo con lupa o microscopio y entender por qué su manejo requiere medidas específicas (monitoreo, humedad, control biológico). ¿Listo para comenzar?
Clasificación Taxonómica
Tetranychus urticae es un ácaro (no un insecto) dentro de los Artrópodos; por eso tiene 8 patas en estado adulto y rasgos propios de Arácnidos.
- Reino: Animalia
- Filo: Arthropoda
- Subfilo: Chelicerata
- Clase: Arachnida
- Subclase / Grupo: Acari (ácaros)
- Orden / Suborden: Prostigmata (Trombidiformes/Prostigmata según la fuente)
- Superfamilia: Tetranychoidea
- Familia: Tetranychidae
- Género: Tetranychus
- Especie: Tetranychus urticae (C. L. Koch, 1836)
Si necesitas documentarlo en una ficha técnica, usa la jerarquía anterior y anota también sinónimos o complejos de especies, porque este ácaro forma parte de un complejo taxonómico con especies muy parecidas: eso es importante para diagnósticos moleculares o cuando el control biológico requiere identificación de especie del depredador/parasitoide.
¿Qué es la Araña Roja?
Tetranychus urticae es un ácaro fitófago conocido comúnmente como “araña roja”, “ácaro de dos manchas”; se le reconoce como una plaga polifaga con distribución cosmopolita que ataca desde hortalizas hasta ornamentales y frutales.
Filogenéticamente se ubica dentro de los Chelicerata (como las arañas), en la subclase Acari; dentro de Acari pertenece a Prostigmata/Trombidiformes y a la familia Tetranychidae, grupo especializado en alimentarse de células vegetales mediante piezas bucales punzantes-succionadoras.
Debido a su amplia adaptabilidad y a su alta tasa reproductiva, es una de las especies más estudiadas en biología agrícola, de hecho su genoma se secuenció y eso explica por qué hoy sabemos tanto sobre su adaptación y resistencia a acaricidas.
Respecto a la etimología: el nombre del género Tetranychus proviene del prefijo griego tetra (cuatro) y el sufijo onychus que alude a garras o uñas (es decir, “algo relacionado con garras”), mientras que la especie “urticae” indica asociación con plantas del género Urtica (las ortigas) por tanto el nombre científico remite a rasgos morfológicos/funcionales y a hospederos asociados.
Los nombres comunes reflejan rasgos prácticos: “dos manchas” por las dos marcas oscuras que suelen verse en muchos ejemplares y “araña roja” por el color rojizo que adquieren en determinadas épocas y por la finísima telaraña que forman sobre las hojas.
Características Físicas del Tetranychus Urticae

La araña roja es un ácaro diminuto, apenas visible a simple vista: las hembras adultas miden aproximadamente 0,4 mm (alrededor de 1/60 pulgada), mientras que los machos son aún más reducidos, alcanzando unos 0,3 mm (1/80 pulgada).
Su cuerpo es ovalado y menos segmentado que el de los insectos, con dos regiones bien diferenciadas (céfalotórax e idiosoma), y cuenta con cuatro pares de patas en todos los estadios posteriores a la larva la cual, en cambio, solo posee tres pares.
Además, presentan un par de ocelos (ojos simples) e impermeables antenas, acompañado de quelíceros modificados en forma de estilete para perforar tejidos vegetales y succionar su contenido celular.
La coloración de T. urticae es altamente variable y depende del estadio de desarrollo, la m, el hospedero y la temporada. Durante la fase activa, los individuos pueden ser verde claro, amarillentos, marrón o incluso rojizos, mientras que en estado invernal suelen adquirir un tono naranja-rojo brillante.
Una característica muy distintiva, y la que da nombre común a la especie, son las dos manchas dorsales oscuras que a menudo se observan en los adultos, especialmente visibles bajo lupa o microscopio.
El cuerpo es translúcido, lo cual permite ver el contenido intestinal, estas manchas oscuras corresponden a acumulaciones de desechos internos.
Ciclo de Vida y Biología de la Araña Roja
Etapas
El ciclo vital de Tetranychus urticae es rápido y bien definido. Todo comienza con los huevos, esféricos y de color blanquecino o amarillento translúcido, que la hembra deposita en el envés de las hojas, generalmente protegidos por una ligera telaraña. Tras eclosionar, aparece la larva: esta tiene solo seis patas (a diferencia de los estadios posteriores que presentan ocho) y es muy activa en la alimentación.
Luego, el ácaro pasa por dos estadios ninfales, protoninfa y deutoninfa, ambos con ocho patas y cada uno seguido por un breve periodo de reposo. Finalmente, se alcanza la etapa adulta, donde las hembras suelen ser más robustas que los machos y son responsables de la mayoría de la producción de huevos. Todo este proceso, en condiciones ideales, puede completarse en cuestión de días.
Algo que te puede sorprender es que cada transición de etapa va acompañada de mudas cuticulares, lo que facilita la observación bajo lupa: si ves exuvias (pieles blancas muy finas) sobre las hojas, es una señal clara de actividad.
El conocimiento detallado de estas etapas es vital para elegir el momento adecuado de aplicar controles, ya que algunos productos son más efectivos contra fases móviles, mientras que otros se enfocan en los huevos.
Factores que le Favorecen
La raña roja tiene fama de ser un “sprinter reproductivo”. En climas cálidos (25–30 °C) y con humedad relativa baja (35–50 %), su ciclo completo de huevo a adulto puede reducirse a apenas 5–7 días.
Una sola hembra es capaz de poner entre 80 y 120 huevos en su vida, y en condiciones óptimas puede dejar descendencia fértil en menos de dos semanas. Esto significa que una pequeña infestación puede convertirse en una plaga masiva en cuestión de días, especialmente en invernaderos mal ventilados o cultivos de temporada seca.
Cuando las temperaturas bajan a 15 °C, el ciclo se alarga y la reproducción se ralentiza, pero no se detiene por completo. Por eso, el manejo no debe relajarse en épocas frescas, ya que las poblaciones pueden mantenerse y repuntar rápidamente con un cambio climático repentino.
Dimorfismo Sexual
Las hembras de este artropodo son más grandes (aprox. 0.45 mm) y tienen un abdomen más ovalado, mientras que los machos son más pequeños (0.3–0.35 mm) y su abdomen se estrecha hacia la parte posterior.
Las hembras viven más tiempo, hasta 4 semanas, mientras que los machos raramente superan las 2–3 semanas. Otro dato curioso es que esta especie presenta reproducción arrénotoquia: los machos nacen de huevos no fecundados y las hembras de huevos fecundados, lo que facilita un rápido incremento poblacional incluso a partir de una única hembra colonizadora.
En cuanto a su desarrollo estacional, en climas templados pueden entrar en diapausa durante el invierno, especialmente las hembras, que adquieren un color rojo intenso y se refugian en cortezas, restos vegetales o grietas del invernadero.
Esta estrategia les permite sobrevivir hasta que las condiciones vuelvan a ser favorables en primavera. En climas tropicales o subtropicales, la plaga puede permanecer activa todo el año, con picos poblacionales en la estación seca y calurosa.
Plantas Hospedantes y Daños que Produce

Cultivos y Plantas más Afectadas
Tetranychus urticae es extremadamente polífago y se ha registrado en más de 200 especies vegetales. Entre los cultivos más afectados destacan el tomate (Solanum lycopersicum), pimiento (Capsicum annuum), fresa (Fragaria × ananassa), frijol (Phaseolus vulgaris), algodón (Gossypium hirsutum), soya (Glycine max) y maíz dulce (Zea mays saccharata). En frutales, suele atacar peral (Pyrus communis), manzano (Malus domestica) y cítricos (Citrus spp.).
En ornamentales, es común en rosas (Rosa spp.), geranios (Pelargonium spp.), begonias (Begonia spp.), crisantemos (Chrysanthemum spp.) y muchas especies de plantas de interior. Su capacidad de adaptarse a diferentes hospederos y climas lo hace un problema recurrente tanto en agricultura a gran escala como en jardinería doméstica.
Signos de Daños en Plantas
El daño típico en hojas es el “stippling”: pequeñas manchas cloróticas o plateadas que resultan de la succión del contenido celular. Con el tiempo, estas áreas se agrandan, la hoja amarillea, se seca y finalmente cae.
En infestaciones severas, el follaje puede presentar un aspecto bronceado y sin brillo, acompañado de telarañas visibles que cubren hojas, tallos e incluso frutos. Esta red no solo protege a la colonia, sino que dificulta la acción de depredadores y productos de control.
En frutos, especialmente en fresas y tomates, el ataque puede provocar decoloraciones y pérdida de firmeza, afectando la calidad comercial. En plantas jóvenes, la pérdida de tejido fotosintético ralentiza el crecimiento y reduce el rendimiento. Si notas que el desarrollo de tus plantas se estanca sin causa aparente, revisar el envés de las hojas con lupa puede darte la respuesta.
Control Biológico de Tetranychus Urticae

Depredadores Naturales
El ácaro Tetranychus urticae, también conocido como araña roja de dos manchas, cuenta con una amplia gama de enemigos naturales que se emplean en programas de control biológico. Entre los más efectivos destacan los depredadores de la familia Phytoseiidae, como Phytoseiulus persimilis y Neoseiulus californicus, que se alimentan directamente de huevos, larvas y adultos del ácaro.
A ellos se suman insectos depredadores generalistas como Orius laevigatus y Macrolophus pygmaeus, que no solo ayudan a regular poblaciones de T. urticae, sino también de otros fitófagos presentes en el cultivo. Además, la crisopa verde (Chrysoperla carnea) juega un rol clave, ya que sus larvas presentan un alto consumo de ácaros y otros insectos de cuerpo blando, contribuyendo así a mantener el equilibrio natural en los sistemas agrícolas.
Otros controladores biológicos incluyen a la cecidómida Feltiella acarisuga, cuyas larvas son voraces depredadoras de ácaros tetraníquidos, mostrando gran efectividad en invernaderos y ambientes controlados.
Además, existen insectos predadores (o depredadores en general) que complementan el control. Entre ellos, los insectos Anthocoris nemorum, una chinche depredadora generalista, han demostrado en cultivos de fresa su capacidad de consumir esta plaga. También están los tisanópteros predadores como Scolothrips longicornis, cuyos estadios larvales se alimentan intensamente de huevos de T. urticae, especialmente con temperaturas cercanas a los 30 °C . No podemos olvidar a las chinches pirate, como Orius albidipennis y Orius insidiosus, que también se reportan como consumidores de ácaros y larvas.
Hongos Entomopatógenos
Los hongos entomopatógenos son otra herramienta valiosa. Beauveria bassiana, Metarhizium anisopliae y Lecanicillium lecanii han mostrado eficacia contra poblaciones de araña roja, infectando y matando a los ácaros a través de la penetración de su cutícula.
Estos agentes se aplican en forma de suspensión acuosa, generalmente en horas de menor radiación solar y con suficiente humedad para favorecer la germinación de esporas.
Control químico y manejo de resistencias
Acaricidas Usados y Modos de Acción
Cuando las poblaciones de T. urticae alcanzan niveles críticos, los acaricidas específicos son una herramienta clave. Entre los más utilizados se encuentran el abamectina (grupo avermectinas), que actúa por contacto e ingestión afectando el sistema nervioso; el spiromesifen y el spirodiclofen (inhibidores de la síntesis de lípidos); el fenpyroximate (inhibidor de la respiración mitocondrial) y el hexythiazox (regulador del crecimiento que actúa sobre huevos y estadios inmaduros).
También se usan productos como el propargite y el milbemectin, cada uno con su modo de acción particular. Es fundamental aplicar cada producto según las recomendaciones de etiqueta, respetando dosis, volúmenes de agua y momento del ciclo de vida de la plaga para maximizar su eficacia.
Un detalle importante: no todos los acaricidas son ovicidas, y muchos solo afectan fases móviles. Por eso, a veces se programan aplicaciones dobles separadas por 5–7 días, para cubrir a las generaciones que eclosionan después de la primera aplicación.
Rotación de Ingredientes para Evitar Resistencias
T. urticae es conocido por desarrollar resistencia rápidamente, incluso en pocas temporadas, debido a su alta tasa reproductiva. Para prevenirlo, es esencial rotar ingredientes activos con diferentes modos de acción, siguiendo la clasificación IRAC (Comité de Acción contra la Resistencia a Insecticidas y Acaricidas).
Esto significa no repetir consecutivamente productos que pertenezcan al mismo grupo químico o que tengan el mismo mecanismo de acción.
Por ejemplo, después de usar un inhibidor de la síntesis de lípidos (Grupo 23), lo ideal es alternar con un avermectina (Grupo 6) o un inhibidor de la respiración mitocondrial (Grupo 21A), y no volver al mismo grupo hasta varias generaciones después.
Manejo Integrado de Plagas (MIP)
Combinar control Cultural, Biológico y Químico
El manejo integrado para la araña roja busca reducir la dependencia exclusiva de acaricidas y mantener las poblaciones por debajo del umbral económico. El control cultural incluye eliminar hojas fuertemente infestadas, mejorar la ventilación, regular la humedad y evitar el estrés hídrico en plantas.
Se basa en la liberación de depredadores como Phytoseiulus persimilis o el uso de hongos entomopatógenos como Beauveria bassiana. El control químico se reserva para cuando la población supera el umbral, eligiendo productos selectivos que respeten a los enemigos naturales.
La clave está en la coordinación: primero, detectar y monitorear con trampas visuales y lupas; segundo, aplicar medidas preventivas culturales; tercero, reforzar con control biológico; y solo como último recurso, aplicar control químico de forma estratégica. Este equilibrio permite un manejo más sostenible y rentable a largo plazo.
Invernadero vs Campo Abierto
En invernadero, el microclima controlado puede jugar a favor o en contra. Aumentar la humedad relativa y ventilar adecuadamente puede reducir la reproducción de la araña roja y favorecer a depredadores. Además, en ambientes cerrados es más fácil liberar y mantener poblaciones estables de enemigos naturales, por lo que el control biológico tiene mayor potencial. Sin embargo, el riesgo de brotes explosivos también es más alto si el monitoreo no es constante.
En campo abierto, el control cultural cobra más relevancia: rotación de cultivos, eliminación de plantas hospedantes cercanas, manejo de malezas y siembras escalonadas ayudan a reducir fuentes de infestación. Aquí, el control biológico es más difícil de mantener, pero sigue siendo útil en combinación con aplicaciones químicas selectivas y bien calendarizadas.
Preguntas Frecuentes
¿Pueden las personas o mascotas verse afectadas?
No, Tetranychus urticae no es peligroso para personas ni mascotas. No pica, no transmite enfermedades y no invade espacios interiores como lo haría una plaga doméstica. Sin embargo, en infestaciones muy altas, la presencia de telarañas y polvo vegetal puede causar molestias visuales o respiratorias leves en personas sensibles, especialmente al manipular plantas infestadas. El verdadero problema está en el daño a las plantas y las pérdidas económicas.
En animales domésticos, no hay evidencia de que cause lesiones o problemas directos. Lo que sí puede ocurrir es que la plaga llegue a plantas ornamentales de interior y afecte su salud, algo que indirectamente incomoda a los dueños. En resumen, no es un riesgo médico, pero sí un problema agrícola y ornamental importante.
¿Cómo diferenciar Tetranychus urticae de otros ácaros similares?
La principal pista visual son las dos manchas oscuras en los flancos del cuerpo, visibles en la mayoría de individuos adultos, y la coloración que puede variar entre verde-amarillenta y rojiza.
A diferencia de los ácaros del polvo o ácaros depredadores, esta plaga produce una telaraña fina sobre hojas y tallos y suele encontrarse en el envés de las hojas. Bajo lupa de 10–20 aumentos, se aprecia el cuerpo ovalado y las ocho patas en el estado adulto.
Otros ácaros plaga, como Oligonychus spp., pueden tener patrones de color y hábitos distintos (por ejemplo, menos telaraña y más daño localizado en brotes). Por eso, una observación cuidadosa es clave para aplicar el control correcto y no confundir especies que requieren manejos diferentes.
¿Cuánto tiempo tarda en controlarse un brote?
Depende de la magnitud de la infestación y las medidas aplicadas. En brotes leves detectados a tiempo, con liberación de depredadores y ajustes culturales, se puede notar una reducción significativa en 1–3 semanas.
En infestaciones moderadas a severas, que requieren aplicaciones químicas, suelen necesitarse 2–3 intervenciones espaciadas y un seguimiento constante durante un mes o más.
El error común es pensar que una sola aplicación resuelve el problema. Dado que los huevos son resistentes a muchos productos y el ciclo es rápido, si no se cubren las generaciones posteriores, la población puede recuperarse en pocos días. Por eso, la clave es combinar métodos y ser constante en el monitoreo.


