Si llegaste a este articulo probablemente tengas cultivos de maíz, sorgo o incluso hortalizas y ya te topaste con el Gusano Cogollero o Gusano del Choclo. ¿Te ha pasado que al abrir el cogollo encuentras galerías, excretas oscuras y hojas deshilachadas? Esa firma tan característica casi siempre apunta a Spodoptera frugiperda, una polilla nocturna cuyas larvas pueden devorar tejidos tiernos en cuestión de días.
En esta publicacion te cuento, sin vueltas, cómo identificarla desde el huevo hasta el adulto, por qué es tan exitosa como plaga y qué detalles morfológicos y taxonómicos no se te pueden escapar para diferenciarla de otras orugas parecidas.
Más allá de su mala fama, entender su biología te permite anticiparte: ¿en qué momento del ciclo conviene monitorear con mayor intensidad?, ¿qué rasgos te ayudan a no confundirla con otras Spodoptera? Vamos a recorrer su clasificación, nombre, etimología, y rasgos finos como la “Y” invertida en la cabeza de la larva y el patrón alar del adulto.
Con esa base clara, podrás leer el campo con otros ojos y tomar decisiones informadas, desde un muestreo rápido hasta una identificación confirmatoria.
Clasificación Taxonómica
¿Te ha ocurrido leer recomendaciones que no aplicaban a tu zona porque se trataba de otra especie del mismo género? Con esta ficha te alineas con la nomenclatura correcta. A continuación, su clasificación aceptada en la mayoría de catálogos entomológicos y bases de datos agrícolas
- Reino: Animalia
- Filo: Arthropoda
- Clase: Insecta
- Orden: Lepidoptera
- Familia: Noctuidae
- Subfamilia: Noctuinae
- Tribu: Prodeniini
- Género: Spodoptera
- Especie: Spodoptera frugiperda (J.E. Smith, 1797)
¿Qué es el Gusano Cogollero?
Spodoptera frugiperda es una polilla nocturna (Orden Lepidoptera) de hábitos principalmente crepusculares y nocturnos, cuya fase larval es altamente polífaga y voraz. A nivel agronómico se clasifica como una plaga primaria del maíz, pero ataca más de 80 especies hospedantes, incluyendo gramíneas (sorgo, arroz, pastos forrajeros) y varios cultivos hortícolas.
Filogenéticamente, pertenece a Noctuidae, una de las familias más diversas del orden, y dentro de esta se ubica en Noctuinae, tribu Prodeniini, junto con otras Spodoptera de importancia agrícola. ¿Por qué es tan exitosa? Su capacidad de dispersión por vuelo, ciclos generacionales rápidos en climas cálidos y flexibilidad alimentaria le dan ventaja en paisajes agrícolas intensivos.
El nombre “frugiperda” proviene del latín frux/frugis (fruto o producción) y perdere (arruinar, destruir): “la que arruina la cosecha”, un apodo que le queda a la medida cuando no se maneja a tiempo. En español la conocerás como gusano cogollero del maíz o simplemente “cogollero”.
Dentro de Lepidoptera se posiciona entre las llamadas polillas cortadoras/comedoras de Noctuidae, diferenciándose de otros complejos plaga (como Helicoverpa) por rasgos larvales y patrones alares adultos.
Características del Spodoptera Frugiperda

Huevos
Las hembras ovipositan en masas de 100–200 huevos, a veces más, y a lo largo de su vida pueden superar el millar. Los huevos son hemisféricos a ligeramente aplanados, de 0.4–0.5 mm de diámetro, inicialmente blanquecinos y luego cremosos a amarillentos antes de eclosionar.
Un rasgo clave: la hembra cubre los ovisacos con escamas pilosas desprendidas del abdomen, dándoles un aspecto algodonoso o “pelusado”. ¿Has visto placas de huevos con una “pátina” beige o gris en el envés de hojas jóvenes? Es una alerta temprana.
La disposición suele ser en capas superpuestas (2–3 capas), en el haz o envés de hojas tiernas, e incluso en estructuras cercanas si la densidad de plantas es baja. En maíz, prefieren hojas medias a superiores y, cuando el cultivo está pequeño, superficies protegidas del viento.
Para el monitoreo práctico, recorre al azar 10–20 plantas por sitio, enfocándote en hojas nuevas y bordes del lote; si detectas más de una masa por cada 10 plantas muestreadas, ¿no crees que convendría intensificar el seguimiento de larvas neonatas en los próximos 2–3 días?
Larvas
Las larvas del gusano del choclo pasan por seis estadios (L1–L6). Las neonatas (L1) son verdosas, lisas y con cabeza clara; rápidamente adquieren tonalidades verde-oliva a pardas con moteado oscuro. El rasgo diagnóstico más útil en campo es la “Y” invertida de color claro sobre la cápsula cefálica (la base en la frente y las ramas hacia atrás).
En el octavo segmento abdominal destacan cuatro puntos (pínnulas) negros más desarrollados que los demás, formando un cuadrado. ¿Te has fijado en esa “Y” y en el “cuadrado” cuando dudas entre Spodoptera y otros noctuidos?
A lo largo del cuerpo notarás líneas longitudinales: una dorsal tenue, dos subdorsales y dos laterales amarillentas a blanquecinas, además de verrugas portadoras de sedas. L5–L6 pueden medir 30–40 mm y mostrar mayor contraste; la cápsula cefálica se torna castaña a negra con granulaciones.
Las larvas se refugian en el cogollo y expulsan abundantes excretas (frass) granuladas oscuras, otro indicio de su presencia. En muestreos, sacudir el cogollo sobre la mano y observar la “Y” invertida con una lupa 10× acelera la confirmación in situ.
Pupa y Adulto
La pupación ocurre en el suelo, a pocos centímetros de profundidad, dentro de una cámara terrosa que la larva construye con partículas de suelo y seda. La pupa es lisa, de color castaño rojizo a marrón oscuro, midiendo ~14–20 mm, con cremaster corto provisto de pequeñas espinas.
Este estadio dura alrededor de 7–14 días en condiciones cálidas; su éxito depende de la textura del suelo y la humedad: suelos muy compactados o encharcados aumentan la mortalidad. ¿Sueles remover ligeramente el suelo en bordes infestados para verificar pupas y estimar la presión de emergencia?
El adulto es una polilla de tamaño medio con envergadura de ~32–40 mm. Presenta dimorfismo sexual marcado: los machos muestran alas anteriores con patrón contrastado pardo-gris, una mancha reniforme (en forma de riñón) y una orbicular (redondeada) bien definidas, además de zonas blanquecinas cerca del ápice; las hembras son más uniformes, de tonos pardos a grisáceos, con brillo sedoso y marcas menos nítidas.
Las alas posteriores son blanquecinas a gris perla con margen oscuro en ambos sexos. Por la noche, los adultos son atraídos por luz y feromonas; en trampas, la proporción de machos capturados te ayuda a anticipar picos de oviposición 2–3 días después.
Ciclo de Vida del Gusano Cogollero
El ciclo de vida del gusano del choclo es rápido y flexible, lo que le permite adaptarse a distintas condiciones ambientales. Pasa por cuatro etapas claras: huevo, larva (seis estadios), pupa y adulto.
En climas cálidos y con disponibilidad constante de alimento, puede completar su ciclo en apenas 28–32 días, mientras que en condiciones más frescas puede tardar hasta 60 días. ¿Te imaginas el impacto de varias generaciones consecutivas sobre un cultivo sin control? Por eso es crucial conocer sus tiempos, ya que la rapidez de su desarrollo es la clave de su capacidad destructiva.
En campo, el momento más crítico es la etapa larval temprana, cuando las larvas son más vulnerables a control biológico y químico. Las hembras depositan la mayoría de los huevos en los primeros 4–6 días después de emerger, y en 48–96 horas eclosionan las larvas neonatas.
Luego, cada estadio dura entre 2 y 5 días, acelerándose en temperaturas superiores a 25 °C. La pupa permanece en el suelo de 7 a 14 días antes de dar lugar al adulto, que en condiciones óptimas puede vivir hasta tres semanas, suficiente para dispersarse y reiniciar el ciclo en un nuevo lote.
Número de Generaciones por Tegión
El número de generaciones anuales de Spodoptera frugiperda depende directamente de la temperatura, humedad y disponibilidad de hospederos. En zonas tropicales como la Amazonía, la costa norte del Perú o Centroamérica, puede tener entre 8 y 10 generaciones al año sin interrupción.
En áreas subtropicales, como el sur de Brasil o el norte de Argentina, se registran entre 5 y 7 generaciones, concentradas en la temporada cálida. ¿Te das cuenta de que cada generación puede significar un nuevo brote si no se controla a tiempo?
En regiones templadas, el número de generaciones se reduce drásticamente: en el sur de Estados Unidos pueden ocurrir 3 o 4 generaciones, pero con la llegada del frío la población local disminuye y depende de migraciones desde el sur para recolonizar.
Esta variabilidad explica por qué en algunos lugares el gusano cogollero es un problema permanente y en otros aparece de forma explosiva solo en determinados meses, cuando las condiciones son favorables.
Distribución Geográfica y Migración
Spodoptera frugiperda es originaria de las Américas y, hasta hace poco, se restringía al continente. Sin embargo, en los últimos años ha colonizado África, Asia y Oceanía, convirtiéndose en una plaga de alcance global. Actualmente, está presente desde Canadá hasta Argentina y en más de 70 países fuera de América.
Su éxito como invasora se debe a su alta movilidad: los adultos son capaces de volar más de 100 km en una sola noche y, ayudados por corrientes de aire, pueden recorrer distancias de hasta 500 km sin detenerse.
En Norteamérica, las poblaciones no sobreviven a inviernos fríos, pero migran anualmente desde zonas cálidas del sur hacia el norte en primavera y verano, recolonizando áreas agrícolas a medida que suben las temperaturas. En regiones tropicales, no hay migración estacional marcada, pero sí movimientos locales buscando cultivos en estados fenológicos tempranos.
Esta capacidad migratoria complica su manejo, ya que un lote libre de plaga hoy puede infestarse en cuestión de días por adultos provenientes de decenas de kilómetros de distancia.
Hospedantes y Daño a Cultivos

Plantas Afectadas por el Gusano Cogollero
En maíz (Zea mays), el daño más severo ocurre en fases tempranas, cuando la larva del gusano del choclo se instala en el cogollo y consume hojas en formación. En sorgo (Sorghum bicolor) y arroz (Oryza sativa), perfora hojas jóvenes y panículas en desarrollo.
En caña de azúcar (Saccharum officinarum), ataca brotes tiernos, provocando “corazón muerto”. En soya (Glycine max) y algodón (Gossypium hirsutum), se alimenta de hojas, botones florales y cápsulas jóvenes. También daña pastos forrajeros como Panicum maximum, Brachiaria spp. y Pennisetum purpureum, reduciendo la disponibilidad de forraje.
En hortalizas, se ha reportado en lechuga, espinaca y tomate, aunque en menor escala. La clave para identificar su hospedante preferido en tu zona es observar qué cultivo presenta las primeras señales de infestación en la temporada: suele ser el que ofrece tejido foliar más tierno y denso.
Mecanismo de Daño
El gusano cogollero causa daño principalmente por alimentación directa. Las larvas jóvenes raspan el tejido epidérmico, dejando manchas traslúcidas llamadas “ventanas”. A medida que crecen, perforan hojas y se alimentan de bordes, generando desgarros irregulares.
En maíz, las larvas mayores se introducen en el cogollo, devorando hojas en formación y dejando excretas oscuras que favorecen infecciones secundarias por hongos y bacterias. En fases avanzadas, pueden dañar mazorcas jóvenes perforando envolturas y granos tiernos.
El daño reduce la capacidad fotosintética, retrasa el crecimiento y puede disminuir significativamente el rendimiento. En infestaciones severas, la pérdida de área foliar puede superar el 50 %, afectando la formación de espigas y mazorcas. En forrajes, disminuye la biomasa disponible y la calidad nutritiva.
Lo más preocupante es que su alimentación voraz y en grupo puede destruir por completo plantas jóvenes, obligando a resembrar.
Manejo Integrado
Prácticas Culturales
La siembra temprana es clave para que el cultivo crezca durante periodos de menor presión de plaga. En muchas regiones tropicales, esto significa sembrar al inicio de la temporada de lluvias, cuando las poblaciones de adultos aún no alcanzan su pico migratorio.
¿Sabías que adelantar la siembra un par de semanas puede reducir drásticamente la incidencia del cogollero? Este truco funciona porque las larvas prefieren plantas en estado vegetativo joven y tierno.
La rotación de cultivos interrumpe el ciclo de la plaga, sobre todo cuando se alterna un hospedante preferido como el maíz con cultivos no hospederos (por ejemplo, leguminosas o hortalizas de hoja).
Evitar sembrar maíz tras maíz en el mismo lote es básico. Además, mantener los bordes limpios de malezas gramíneas elimina refugios y plantas puente que mantienen la población activa. Recuerda: un manejo cultural preventivo es barato, y casi siempre más efectivo que cualquier tratamiento tardío.
Control Biológico del Gusano del Choclo

Los especialistas más efectivos suelen ser parasitoides de huevos y de larvas. Entre los oófagos, Telenomus remus destaca por localizar masas ovígeras incluso cuando están cubiertas por escamas, y hoy se usa en América, África y Asia; diversos trabajos lo señalan como “el” parasitoide de huevos de referencia para programas de liberación inoculativa.
También se liberan Trichogramma pretiosum con buenos resultados sobre neonatos al reducir la eclosión. En parasitoides de larvas, Chelonus insularis (huevo–larva) y Cotesia marginiventris son recurrentes: en campos sin insecticidas, Chelonus insularis puede alcanzar tasas de parasitismo muy superiores a las de lotes tratados, lo que evidencia su sensibilidad a aplicaciones no selectivas.
Para control clásico en nuevas regiones invadidas, el icneumónido Eiphosoma laphygmae ha emergido como candidato sólido, con literatura que revisa su desempeño y las interacciones con defensas inmunes de la oruga.
Entre los generalistas, varios depredadores ejercen presión importante sobre huevos y larvas tempranas. El chinche predador Podisus nigrispinus (Pentatomidae) muestra altas tasas de consumo de larvas de gusano cogollero y una respuesta funcional tipo II; su rendimiento puede verse afectado por toxinas de plantas, por lo que conviene validar compatibilidades a campo.
Los antocóridos como Orius laevigatus, emparentado con Orius insidiosus y Orius sauteri consumen huevos y neonatos con respuestas funcionales tipo II y reducciones significativas de supervivencia cuando se alcanzan densidades adecuadas en el cultivo.
Las crisopas, en particular la Chrysoperla carnea, se alimentan de huevos y L1–L2 y mantienen su predación aún bajo distintos manejos; revisiones amplias sobre gusano cogollero citan además a mariquitas como Harmonia axyridis y la clásica Coccinella septempunctata como parte del gremio depredador, útiles para sostener mortalidad en mosaicos de cultivos y gramíneas.
Control Químico
El uso de insecticidas debe ser la última opción y siempre integrado con otras medidas. La clave es elegir ingredientes activos con eficacia comprobada y rotar modos de acción para evitar resistencia.
Ingredientes como clorantraniliprol, espinetoram o indoxacarb muestran buen control sobre larvas jóvenes, mientras que piretroides y organofosforados han perdido efectividad en muchas regiones debido a la resistencia. ¿Vale la pena gastar en un producto que ya no funciona? Claramente no.
Antes de aplicar, es vital verificar el umbral económico de daño: en maíz, por ejemplo, intervenir cuando más del 20% de plantas jóvenes presentan daño fresco o larvas vivas en cogollos.
Evita aplicaciones repetidas con el mismo ingrediente activo y usa volúmenes de agua y boquillas que garanticen buena cobertura dentro del cogollo. Recuerda que un control químico mal aplicado no solo falla, sino que selecciona poblaciones más resistentes para la siguiente generación.
Conclusión y Recursos Adicionales
Enfrentar a Spodoptera frugiperda no es una batalla de una sola táctica. Requiere observación, prevención y un manejo integrado que combine prácticas culturales, control biológico y, cuando sea necesario, control químico.
¿La meta? Mantener la plaga por debajo de niveles dañinos sin comprometer el equilibrio del agroecosistema. El conocimiento técnico y la acción oportuna marcan la diferencia entre una cosecha sana y una pérdida significativa.
Invertir tiempo en aprender a identificar cada estadio, monitorear con disciplina y aplicar las medidas correctas en el momento preciso es la mejor garantía contra el cogollero. Y no olvides que el intercambio de experiencias con otros agricultores y técnicos de tu zona enriquece tus estrategias: lo que funciona en un campo puede adaptarse y mejorar en otro.


