¿Te ha pasado que revisas el envés de una hoja y encuentras nubes de pequeños insectos blancos que se levantan cuando soplas? Esas son las moscas blancas en las plantas de la familia Aleyrodidae y aunque te parezcan insignificantes, tienen un papel enorme en la dinámica de los agroecosistemas y en las cadenas tróficas. Aprende como eliminarlas.
En este artículo te explico con detalle cómo reconocerlas, cuál es su ciclo biológico, qué daños y beneficios asocian, y muy importante qué herramientas prácticas y técnicas puedes usar para manejarlas de forma eficiente y sostenible.
Vas a encontrar datos técnicos (como tiempos de generación según temperatura, síntomas de transmisión viral y enemigos naturales claves) mezclados con consejos prácticos que puedes aplicar en campo o invernadero. ¡Explicaciones concretas y recomendaciones accionables!
¿Quieres saber cuándo una infestación justifica intervención y cuándo es mejor favorecer el control biológico natural? ¿Te interesa cómo identificar la especie exacta porque eso cambia la estrategia de control? Sigue leyendo: cada sección tiene dos párrafos con información precisa y ejemplos claros para que tomes decisiones informadas en tu manejo integrado de plagas (MIP).
Clasificación Taxonómica
- Reino: Animalia
- Filo: Arthropoda
- Clase: Insecta
- Orden: Hemiptera
- Suborden: Sternorrhyncha
- Superfamilia: Aleyrodoidea
- Familia principal: Aleyrodidae
- Géneros importantes: Bemisia, Trialeurodes, Aleurothrixus, Dialeurodes
Ese listado resume dónde se ubican las moscas blancas en la clasificación biológica: son hemípteros con relaciones cercanas a áfidos, cochinillas y pulgones dentro de Sternorrhyncha. ¿Por qué es relevante esto? Porque su anatomía, su forma de alimentarse (estilete para succionar floema y/o xilema) y su fisiología comparten rasgos con esos grupos, lo que explica su capacidad de transmitir virus y su respuesta a ciertos enemigos naturales y a tratamientos específicos.
¿Qué son las Moscas Blancas?
Las moscas blancas son insectos hemípteros, conocidos técnicamente como miembros de la superfamilia Aleyrodoidea y, en su mayoría, de la familia Aleyrodidae. Se llaman moscas blancas por su aspecto: adultos pequeños (1–3 mm) recubiertos de una pruina polvorienta blanca que les da el color característico.
Etimológicamente, el nombre común deriva exactamente de esa pruina; en latín no existe un único término universal, pero los géneros más citados como Bemisia o Trialeurodes aparecen frecuentemente en la literatura agrícola. ¿Te sorprende que un nombre tan simple esconda tanta diversidad biológica?
Desde la perspectiva filogenética, estas plagas se agrupan dentro de Sternorrhyncha junto a pulgones y cochinillas, lo que implica un aparato bucal especializado para succionar savia y una biología con múltiples estadios inmaduros sésiles (pegados a la hoja).
Son plagas tipo “vectoriales” en muchos cultivos: además del daño directo por extracción de savia (debilitamiento, clorosis, caída de hojas) producen excreciones azucaradas que favorecen la formación de fumagina y, lo más crítico, actúan como vectores de virus (p. ej., begomovirus transmitidos por Bemisia tabaci).
Especies Representativas
Bemisia Tabaci
Conocida como mosca blanca del tabaco o mosca blanca del tomate (aunque ataca muchísimas especies): es una especie compleja (complejo de especies crípticas) que incluye biotipos con distinta resistencia a insecticidas y distinta capacidad de transmisión de virus.
Esta especie tiene alta tasa de reproducción, adaptación térmica y tolerancia a estrés hídrico, lo que la convierte en el principal vector de begomovirus en regiones tropicales y subtropicales. Su ciclo biológico puede comprimirse a 2–4 semanas a 25–28 °C; las hembras depositan huevos en filas en el envés de la hoja y las ninfas pasan por cuatro instares, siendo el cuarto un estadio “pupal” inmóvil donde ocurre gran parte del desarrollo.
Trialeurodes Vaporariorum
Conocida como mosca blanca de invernadero: muy habitual en cultivos protegidos como tomate, pimiento y ornamentales en climas templados. A diferencia de Bemisia, T. vaporariorum suele prosperar mejor en condiciones más frías y húmedas propias de invernaderos.
Es un importante vector de virus tospovirus y otros patógenos virales en condiciones protegidas. Otras especies relevantes en ciertas zonas son Aleurothrixus floccosus (mosca blanca algodonosa, invasora en algunos frutales) y Dialeurodes citri (mosca blanca cítrica), cada una con preferencias hospedantes distintas y distintos grados de impacto económico.
Características Físicas de las Moscas Blancas

Las moscas blancas tienen un aspecto delicado, su diseño anatómico está optimizado para colonizar plantas y reproducirse rápidamente. Los adultos miden entre 1 y 3 mm, con alas recubiertas de un polvo ceroso blanco que les da su nombre y que actúa como protección frente a la deshidratación y algunos insecticidas.
Sus piezas bucales son del tipo picador-suctor, perfectamente adaptadas para penetrar en los tejidos vasculares y extraer savia floemática. Si las observas con una lupa de mano (10x o más), verás antenas filiformes, ojos compuestos oscuros y un cuerpo triangular cuando las alas están en reposo.
¿Te has fijado que al tocar una hoja infestada salen volando en una nube? Es su mecanismo de escape más característico, aunque no vuelan largas distancias.
Las ninfas son un mundo aparte: tras la eclosión del huevo, se instalan en el envés de la hoja y pasan por varios estadios sésiles. Al principio parecen diminutas escamas translúcidas; conforme maduran, se vuelven más opacas o amarillentas, con una estructura ovalada aplanada.
En el último estadio (pupario), adquieren un contorno más definido y pueden mostrar filamentos cerosos. A diferencia de los adultos, las ninfas no se mueven, por lo que su identificación en campo requiere revisar detenidamente las hojas. Este contraste entre adultos móviles y ninfas fijas es clave para planificar el control.
Ciclo de Vida
El ciclo de vida de las moscas blancas es una cadena bien sincronizada. Todo comienza con los huevos, diminutos y de forma ovoide, depositados casi siempre en el envés de las hojas. Su color inicial es blanquecino o amarillento, pero en muchas especies se oscurecen a medida que se desarrollan.
La incubación varía entre 4 y 12 días según la temperatura: cuanto más cálido el ambiente, más rápido eclosionan. De los huevos emergen las ninfas de primer estadio (crawler), el único momento en que pueden desplazarse activamente para encontrar un punto de alimentación. Una vez fijadas, pasan a estadios sésiles y se alimentan continuamente de savia.
Tras varias mudas, la ninfa entra en el estadio de pupa o “pupario”, que no es una pupa real como en insectos holometábolos, sino un estado final de desarrollo inmóvil. Aquí se produce la metamorfosis hacia adulto, que dura unos pocos días. Cuando el adulto emerge, está listo para alimentarse y reproducirse en cuestión de horas.
Dependiendo de la especie y las condiciones ambientales, el ciclo completo puede durar de 15 a 30 días, lo que significa múltiples generaciones por temporada.
Plantas más Afectadas

Las moscas blancas no son selectivas en exceso: su lista de plantas hospedantes supera las 500 especies. En cultivos agrícolas, destacan las solanáceas como tomate (Solanum lycopersicum), pimiento (Capsicum annuum) y berenjena (Solanum melongena); las cucurbitáceas como melón (Cucumis melo), calabacín (Cucurbita pepo) y sandía (Citrullus lanatus); y leguminosas como frijol (Phaseolus vulgaris) y soya (Glycine max). También afectan algodón (Gossypium hirsutum) y tabaco (Nicotiana tabacum), donde su papel como vector de virus es especialmente grave.
En ornamentales e invernaderos, Trialeurodes vaporariorum es un problema habitual en geranios, poinsettias, fucsias y begonias. En huertos familiares, puedes encontrarlas en coles, lechugas y fresas. Geográficamente, están presentes en regiones tropicales, subtropicales y templadas, con mayor presión en climas cálidos y húmedos o en ambientes protegidos como invernaderos.
En zonas de clima templado, pueden aparecer como plaga estacional en primavera-verano, mientras que en climas cálidos están activas todo el año.
Mecanismo de Daño
Daños Directos
El daño directo ocurre cuando ninfas y adultos perforan los tejidos de la hoja y extraen savia floemática. Esta pérdida constante de nutrientes provoca clorosis (amarillamiento), reducción del crecimiento, marchitamiento y, en infestaciones graves, caída prematura de hojas.
Los síntomas suelen ser más notorios en hojas jóvenes y brotes tiernos, donde el flujo de nutrientes es mayor. Con el tiempo, la planta reduce su capacidad fotosintética y, por tanto, su rendimiento.
En cultivos sensibles como tomate o melón, una infestación intensa puede causar reducciones de producción de hasta el 50%. El debilitamiento general de la planta también la vuelve más susceptible a otras plagas y enfermedades.
En ornamentales, además del impacto fisiológico, el daño estético por amarillamiento y caída de hojas reduce el valor comercial de la planta.
Daños Indirectos
Las moscas blancas excretan melaza mientras se alimentan. Esta sustancia azucarada recubre la superficie de las hojas y sirve como sustrato para el crecimiento de fumagina, un hongo negro que reduce la fotosíntesis y da un aspecto sucio a la planta.
Aunque la fumagina en sí no penetra el tejido, puede bloquear la luz solar y empeorar el estrés de la planta. Además, la melaza atrae a hormigas, que pueden proteger a las moscas blancas de depredadores y parasitoides.
El daño más preocupante es la transmisión de virus fitopatógenos, como los begomovirus en solanáceas y cucurbitáceas. Estos virus pueden deformar hojas, reducir el tamaño de frutos y causar pérdidas totales en el cultivo.
Una vez que una planta se infecta, no hay cura, por lo que el manejo preventivo y el control de las poblaciones vectoras son esenciales.
Estrategias de Control de las Moscas Blancas

Control Biológico
El control biológico es una de las formas más sostenibles de reducir poblaciones de moscas blancas. Entre los parasitoides más efectivos está Encarsia formosa, una avispa diminuta que deposita sus huevos dentro de las ninfas, provocando su muerte.
Otras especies como Eretmocerus eremicus y Eretmocerus mundus también son eficaces en invernaderos y climas cálidos. Entre los depredadores destacan mariquitas (como Delphastus catalinae), crisopa verde (Chrysoperla carnea) y chinches depredadoras (Macrolophus pygmaeus, Orius laevigatus, Nesidiocoris tenuis).
Otros depredadores generalistas que pueden cazar a esta plaga incluyen a la mariquita de siete puntos y a la catarina convergente aunque en menor medida.
Para que estos enemigos naturales sean efectivos, es fundamental evitar insecticidas de amplio espectro que los eliminen y proporcionarles un entorno favorable, con plantas refugio y disponibilidad de polen y néctar. En programas de control integrado, se suelen introducir parasitoides de forma preventiva y liberar depredadores en momentos de alta presión de plaga.
Control Químico
Cuando el control biológico no es suficiente, se pueden emplear insecticidas, pero siempre con criterios técnicos para evitar resistencia. Es recomendable usar productos selectivos como reguladores de crecimiento (buprofezina, piriproxifen) o neonicotinoides de aplicación dirigida, alternando ingredientes activos con diferentes modos de acción. Esto reduce la presión de selección y mantiene la eficacia a largo plazo.
Las aplicaciones deben realizarse en el momento oportuno: muchas veces apuntar a ninfas jóvenes es más efectivo que intentar matar adultos.
También es clave cubrir bien el envés de las hojas, donde se encuentran la mayoría de las ninfas y huevos. Un exceso de aplicaciones no solo genera resistencia, sino que afecta a los enemigos naturales y polinizadores.
Prevención y Manejo Integrado (MIP)
Prevención Temprana
La prevención empieza con una vigilancia constante. El uso de trampas adhesivas amarillas permite detectar la presencia temprana de adultos, mientras que la inspección visual del envés de hojas revela estados inmaduros.
Las barreras físicas, como mallas anti-insectos, reducen la entrada de moscas blancas a invernaderos. Además, prácticas culturales como eliminar restos de cultivos, controlar malezas hospederas y espaciar la siembra para mejorar la circulación de aire reducen la presión de plaga.
Otra técnica preventiva es el uso de cultivos trampa o plantas atrayentes que concentren la plaga en zonas controladas, facilitando su manejo. También es útil escalonar la siembra para evitar picos poblacionales que coincidan con las fases más sensibles del cultivo principal.
Programa para Manejo a Largo Plazo
Un programa de MIP para moscas blancas combina monitoreo, control biológico, control químico selectivo y prácticas culturales. El objetivo es mantener las poblaciones por debajo del umbral económico de daño, no necesariamente erradicarlas.
Esto requiere planificación a nivel de toda la campaña y, en cultivos extensivos, coordinación entre productores para evitar reinfestaciones desde parcelas vecinas.
La clave está en actuar en cada etapa del ciclo de la plaga: controlar ninfas jóvenes, reducir adultos mediante trampas o barreras, y prevenir la dispersión de virus. Un manejo integrado bien diseñado es flexible, se ajusta según las condiciones climáticas y el estado fenológico del cultivo, y prioriza la sostenibilidad del agroecosistema a largo plazo.