Si cultivas cítricos, ornamentales o frutales, tarde o temprano te toparás con Planococcus citri, la famosa cochinilla algodonosa de los citricos conocida como cotonet. A simple vista parece una pelusita blanca pegada a hojas y tallos, pero detrás de esa apariencia inofensiva hay un insecto con una biología sorprendente y un papel ecológico más complejo de lo que crees.
¿Sabías que, además de ser una plaga, puede influir en redes tróficas completas al producir mielecilla (honeydew) que alimenta a hormigas y a un montón de microorganismos? En este artículo vas a entender qué es, cómo identificarla sin confusiones y por qué su presencia no solo afecta a tus plantas, sino que también dispara interacciones ecológicas que vale la pena conocer.
Te propongo mirarla con lupa (literalmente): entender su anatomía, su historia de nombre y su ubicación en el árbol de la vida te dará herramientas prácticas para distinguirla de otras cochinillas y tomar decisiones de manejo más inteligentes.
¿Listo para detectar en segundos los filamentos cerosos del borde, la miel azucarada que delata su alimentación o el fuerte dimorfismo sexual entre hembras y machos? Al final, tendrás una base sólida para decidir qué hacer en campo, cuándo intervenir y qué señales tempranas no debes pasar por alto.
Clasificación Taxonómica
Conocer la clasificación te ayuda a entender por qué se comporta como se comporta. Planococcus citri pertenece a un grupo de insectos chupadores (Hemiptera) con adaptaciones muy finas para extraer savia; por eso verás estiletes y secreciones cerosas como rasgos clave. ¿La revisamos en orden?
- Reino: Animalia
- Filo: Arthropoda
- Clase: Insecta
- Orden: Hemiptera
- Suborden: Sternorrhyncha
- Superfamilia: Coccoidea
- Familia: Pseudococcidae
- Género: Planococcus
- Especie: Planococcus citri (Risso, 1813)
Esta ubicación taxonómica explica varios detalles prácticos: como buen Pseudocóccido, la hembra es neoténica (retiene rasgos “juveniles”), carece de alas y produce una cobertura cerosa protectora; el macho, en cambio, es alado y efímero.
¿Qué es la Cochinilla Algodonosa?
Planococcus citri es una cochinilla algodonosa de savia, polífaga y altamente adaptable, reconocida como plaga clave en cítricos, vid, café, cacao, ornamentales y cultivos bajo invernadero.
Dentro de Hemiptera (suborden Sternorrhyncha) se posiciona en la superfamilia Coccoidea, lo que la emparenta con otras escamas y cochinillas.
Filogenéticamente comparte estrategias de vida similares: estiletes para penetrar floema, simbiontes bacterianos que apoyan su nutrición y coberturas cerosas que reducen desecación y depredación.
¿Por qué te interesa? Porque esas mismas adaptaciones explican su rapidez para colonizar brotes tiernos y su capacidad de sobrevivir en microambientes protegidos como axilas foliares o detrás de brácteas florales.
Su nombre lo dice todo: “Planococcus” proviene del latín/grecoide “plano” (plano/achatado) + “coccus” (baya, grano), aludiendo al cuerpo aplanado-ovoide de las hembras; “citri” hace referencia a su frecuente asociación con Citrus.
En español la encontrarás como cochinilla algodonosa de los cítricos. ¿Te has preguntado por qué “algodonosa”? La densa capa de ceras pulverulentas y los filamentos marginales dan ese aspecto de hilachos blancos, una pista visual inmediata para tu diagnóstico en campo.
Dentro del orden, su rol como chupadora de floema la coloca entre las plagas que causan debilitamiento progresivo, deformaciones y excreción de mielecilla que favorece la fumagina.
Características Físicas del Planococcus Citri

La hembra adulta mide típicamente entre 2 y 4 mm, con cuerpo ovalado y aplanado, cubierto por una capa pulverulenta de cera blanca que puede formar pequeñas placas sobre el dorso.
A lo largo del margen se observan cortos filamentos cerosos segmentados que, vistos con lupa de 10–20×, te ayudan a distinguirla de especies afines; en el extremo caudal suelen aparecer dos filamentos algo más largos. Los estiletes buccales (rostrum) son finos y retráctiles, especializados en floema, de ahí que notes pegajosidad por mielecilla bajo las colonias.
Presenta patas bien desarrolladas (a diferencia de escamas verdaderas inmóviles), lo que le permite cierta movilidad para recolonizar brotes tiernos. En la cara ventral, un pequeño “puente” o engrosamiento (circulus) puede observarse en hembras, rasgo útil en la identificación.
El macho, en cambio, es diminuto, alado y con vida adulta muy breve; no se alimenta (piezas bucales atrofiadas) y su función es netamente reproductiva. Presenta un par de alas funcionales y estructuras posteriores reducidas que le ayudan en el equilibrio durante el vuelo; sus antenas son más filiformes y segmentadas que en la hembra.
En estados juveniles, ambas formas pasan por ninfas con menor desarrollo de cera, pero en hembras la cobertura cerosa aumenta con la edad y puede acompañarse de masas ovisacales algodonosas cuando oviponen. Un detalle clave para diferenciar Planococcus citri de otras cochinillas: el patrón y longitud de los filamentos marginales y el aspecto “harinoso” uniforme, sin cúmulos cerosos exageradamente largos.
Distribución y Plantas Afectadas
Hábitat y Clima Favorable del Cotonet
El cotonet se ha expandido prácticamente por todo el mundo, siguiendo la ruta de los cultivos comerciales y ornamentales. Está presente en regiones tropicales, subtropicales y zonas templadas cálidas, con registros en América, Europa, África, Asia y Oceanía. Prefiere climas donde la temperatura media oscile entre 20 y 30 °C, ya que dentro de ese rango sus ciclos biológicos se acortan y las poblaciones se disparan.
Si sumas humedad relativa moderada-alta (60–80 %) y microambientes protegidos —como invernaderos o follaje denso—, tienes la receta perfecta para una infestación explosiva. ¿Has notado que en veranos húmedos o en cultivos bajo malla la cochinilla parece multiplicarse de la noche a la mañana? No es casualidad: la humedad favorece la integridad de su cobertura cerosa y prolonga la viabilidad de los huevos.
También soporta periodos secos si encuentra refugio en pliegues foliares o en la base de frutos, donde la transpiración de la planta mantiene microclimas estables. En invierno, las poblaciones disminuyen al aire libre, pero en ambientes protegidos pueden mantenerse activas durante todo el año.
Los cambios bruscos de temperatura no le favorecen, aunque las hembras oviponen más rápido cuando las noches son ligeramente más frescas que el día.
Plantas que Ataca la Cochinilla Algodonosa
Su dieta es asombrosamente amplia. En cítricos, ataca naranja, mandarina, limón, lima y pomelo, fijándose en brotes, hojas jóvenes y frutos en desarrollo. En ornamentales, es un dolor de cabeza para gardenias, hibiscos, crotones, helechos y orquídeas, donde puede ocultarse entre raíces aéreas y pseudobulbos.
Si trabajas con vides, café o cacao, también debes estar atento: la cochinilla algodonosa no discrimina entre tallos leñosos y herbáceos siempre que encuentre floema jugoso para alimentarse.
En cultivos de invernadero, los ataques a tomate, pimiento y berenjena son menos frecuentes pero posibles, especialmente cuando se introducen plantas ornamentales infestadas en el mismo espacio. También se ha documentado su presencia en papaya, mango, aguacate, piña y plátano, así como en aromáticas como jazmín y menta.
Este espectro tan amplio de huéspedes explica por qué su control es complicado: puede sobrevivir en malezas perennes cercanas al cultivo principal, actuando como reservorios ocultos. Por eso, un monitoreo que incluya bordes y plantas no comerciales es igual de importante que la inspección directa del cultivo principal.
Impacto en Ecosistemas y Cultivos

Mecanismo de Daño
El daño comienza cuando la cochinilla algodonosa inserta su estilete bucal en el floema, extrayendo savia rica en azúcares y nutrientes esenciales para el crecimiento de la planta. Este mecanismo es muy parecido al de los pulgones (Aphidoidea), que también generan clorosis localizada, deformación de brotes y retraso en el desarrollo.
Al perforar los tejidos, también interrumpe el flujo interno de nutrientes, afectando la translocación y debilitando la resistencia natural de la planta frente a otras plagas o enfermedades. ¿Has visto hojas que amarillean desde los nervios hacia afuera? Es una señal común de que el floema está bajo ataque, similar al observado en las infestaciones de moscas blancas.
Mientras se alimenta, excreta melaza (honeydew) que cubre hojas y frutos con una capa pegajosa. Esta secreción es un caldo de cultivo ideal para hongos de fumagina (Capnodium spp.), que forman una costra negra sobre las superficies afectadas.
El hongo no penetra los tejidos, pero reduce drásticamente la fotosíntesis al bloquear la luz solar. Además, la melaza atrae a hormigas, que protegen a la cochinilla de depredadores y parasitoides, complicando aún más el control. En infestaciones severas, los tejidos bajo la melaza pueden sobrecalentarse y transpirar menos, agravando el estrés fisiológico de la planta.
Consecuencias Agrícolas
En términos comerciales, el cotonet puede reducir la calidad y el valor de la cosecha sin necesidad de causar la muerte de la planta. La melaza y la fumagina alteran la apariencia de los frutos, disminuyendo su atractivo visual y haciéndolos no aptos para exportación o venta en mercados premium.
En cítricos, la acumulación de cera y fumagina puede requerir lavado y cepillado intensivo, incrementando costos de postcosecha. Además, el debilitamiento crónico afecta la producción de azúcares en frutos, reduciendo dulzor y peso.
Otro aspecto preocupante es su papel como vector de fitoplasmas y posiblemente virus en algunos cultivos, aunque el nivel de transmisión varía según la especie hospedera y la población local de cochinillas. En vid, por ejemplo, puede participar en la diseminación de enfermedades como el “mal de Pierce” a través de interacciones indirectas.
Relaciones Ecológicas y Control Biológico
Depredadores y Parasitoides de Planococcus Citri
Los controladores biológicos más eficaces de Planococcus citri combinan parasitoides específicos con depredadores voraces. Entre los parasitoides encírtidos destaca Leptomastix dactylopii, un endoparasitoide solitario con alta especificidad por P. citri; prefiere ninfas tardías y hembras jóvenes, y su desarrollo interno termina matando a la cochinilla y dejando la típica “momia” seca.
Otro parasitoide clave es Anagyrus pseudococci, menos estricto (ataca varias especies de Planococcus y Pseudococcus) y muy utilizado comercialmente; localiza hembras, parasita en solitario y produce momias pardas con orificio de emergencia irregular.
En el frente de depredadores, el emblema es la mariquita Cryptolaemus montrouzieri, un coccinélido tropical que consume huevos, ninfas y, en estadíos larvales avanzados, también hembras adultas; sus larvas “harinosas” se confunden con las cochinillas y limpian colonias completas.
Como generalistas complementarios, la crisopa Chrysoperla carnea, usadas a menudo contra áfidos, también depredan mealybugs y han mostrado buen rendimiento alimentándose de P. citri bajo condiciones controladas; su papel es especialmente útil en estrategias de conservación (bordes florales, reducción de insecticidas de amplio espectro).
A este conjunto se suma la mariquita Coleomegilla maculata, un depredador generalista que incluye a la cochinilla algodonosa en su dieta junto a pulgones y otros pequeños insectos, lo que lo convierte en un aliado flexible en programas de manejo integrado. La combinación de parasitoides específicos (Leptomastix, Anagyrus) con depredadores generalistas (Cryptolaemus, Chrysoperla, Coleomegilla) y el manejo de hormigas suele dar controles duraderos y estables al integrar diferentes modos de acción sobre los distintos estadios del mealybug.
Interacciones con Hormigas
Las hormigas son las guardaespaldas de cotonet. Se sienten atraídas por la melaza y, a cambio de esta fuente constante de carbohidratos, defienden a la cochinilla de depredadores y parasitoides.
Este mutualismo puede ser tan fuerte que en cultivos infestados verás “autopistas” de hormigas subiendo y bajando por troncos y ramas. Controlar a las hormigas es, por tanto, un paso clave en cualquier estrategia contra la cochinilla: sin su protección, los enemigos naturales pueden actuar con mayor eficacia.
En el ecosistema, esta relación hormiga–cochinilla altera la dinámica de la comunidad. Las hormigas, al concentrarse en proteger a su “ganado azucarado”, pueden desplazar o reducir otras especies de insectos y hasta influir en la polinización de ciertas plantas.
Gestión en Agricultura y Paisajes

Prácticas Culturales
El primer paso para reducir la presión de Planococcus citri es optimizar las condiciones del cultivo. Una poda estratégica que mejore la ventilación interna de la copa disminuye la humedad relativa y expone a las cochinillas a depredadores y al sol directo, que les resulta desfavorable.
Retira brotes excesivamente densos y elimina frutos o ramas infestadas para reducir focos de reproducción. ¿Te has fijado cómo en plantas muy frondosas las infestaciones se concentran en las zonas más sombreadas? Abrir el follaje es como encender la luz en una habitación oscura: todo queda más visible y menos hospitalario para la plaga.
La higiene del huerto o jardín es igual de importante. Retira restos vegetales, malezas hospedantes y hojas caídas que puedan albergar poblaciones residuales. En viveros y paisajes ornamentales, inspecciona las plantas antes de introducirlas y evita colocarlas demasiado juntas, ya que el contacto directo entre hojas facilita la dispersión.
Un espacio adecuado entre plantas mejora la circulación de aire y reduce microclimas favorables. Además, considera la rotación de especies y el uso de plantas trampa que atraigan a la cochinilla lejos del cultivo principal, para luego eliminarlas antes de que la plaga se disperse.
Control Químico
Los insecticidas sistémicos y de contacto pueden ser efectivos, pero su uso indiscriminado favorece la resistencia y afecta a insectos benéficos. Las cochinillas poseen capas cerosas que dificultan la penetración de productos, por lo que la cobertura y el momento de aplicación son cruciales.
Los aceites hortícolas y jabones potásicos, aplicados directamente sobre las colonias, ayudan a disolver la cera y mejorar la acción de otros tratamientos, pero requieren repetición para alcanzar todas las generaciones. ¿Vale la pena aplicar químicos fuertes de inmediato? Solo si la población supera el umbral económico y no hay suficientes enemigos naturales presentes.
Para minimizar riesgos, alterna ingredientes activos con diferentes modos de acción, siguiendo las recomendaciones de manejo de resistencia del IRAC (Comité de Acción de Resistencia a Insecticidas). Evita aplicaciones en plena floración para proteger polinizadores y respeta los intervalos de seguridad antes de la cosecha.
También es fundamental calibrar el equipo de aspersión y usar boquillas que generen gotas finas para penetrar en áreas protegidas donde se refugia la plaga. Recuerda que el químico es solo una herramienta más, no la solución única.
Estrategias Combinadas
Las trampas con feromonas sexuales del macho son una excelente herramienta para monitorear picos de vuelo y ajustar el momento de control. Colocarlas a la altura de la copa y revisarlas semanalmente te permitirá detectar incrementos en la actividad reproductiva.
Si detectas un aumento, puedes coordinar liberaciones de parasitoides como Leptomastix dactylopii en sincronía con la aparición de hembras jóvenes. El monitoreo visual complementa esta estrategia: revisa semanalmente al menos 20 plantas al azar, enfocándote en brotes nuevos y el envés de hojas cercanas a frutos.
La conservación de enemigos naturales es clave: evita insecticidas de amplio espectro y fomenta la presencia de plantas florales cercanas que provean néctar y polen a parasitoides y depredadores.
También puedes instalar refugios para crisopas y mariquitas, y controlar las poblaciones de hormigas para que los controladores biológicos trabajen sin interferencias. Al combinar monitoreo, feromonas y conservación biológica, transformas la gestión en un sistema preventivo y no reactivo, mucho más eficiente a largo plazo.


